viernes, abril 11, 2008

CÁLLATE

Plumilla del pintor Grave de Peralta para el poema de Vivianne Alegret

Cállate, garganta mía,
no murmures, no reproches,
no suspires en las noches,
cesa tu melancolía.
Huracanada porfía
que trasciende, que se agresta;
avasalla la protesta,
que se amengua, que se embota
con la palabra que rota
a la súplica se presta.
Qué batalla más funesta
del corazón con la boca,
es una jugada loca
que me oprime, que molesta.
Es el amor que detesta
el desdén y la mentira,
es el dolor que transpira
por los poros de la piel,
es como el beso de hiel
que en la boca nada inspira.
¿Por qué mi alma delira
bajo el fuego de unos ojos?
¿Por qué quieté sus enojos
bajo el llanto de mi lira?
¿De qué lugar hoy me mira?
¿Con qué fuerza sobrehumana?
¿De qué pintó mi mañana?
¿De qué magia, de qué embrujo,
que mi corazón sedujo
convirtiéndolo en campana?
Girón de loma en sabana,
bálsamo que me consume
mientras que mi pecho asume
una sonrisa en jarana.
Fuí en su mano la manzana
que se degusta y se bota,
fuí la gargantilla rota
de perlas entrelazadas,
fuí una más de conquistadas,
fuí una miserable gota.

Pero mi voz hoy se agota,
ya va llegando el final
en patético o ideal
que mi lengua no le azota.
Lo que de mi pecho brota
como miel o como río
es un sentimiento impío
pagador de un proceder,
sentimiento de mujer
que no quiere hacerlo mío.
De volcán o de vacío
se ha convertido el ocaso,
marcado quedó mi paso
sobre su beso tardío.
Nada quiero, nada ansío,
se va cerrando la huella,
ya ni mi pecho destella
aquel dolor delirante;
!Pobre corazón de amante
que se colgó de una estrella!

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